“Mmmmh!!!...no sé…”, le dice doña Elba a la Luisa mientras vienen cargadas con los bolsos de hacer las compras; “Esos pibes ahí en el kiosco borrachos tomando cerveza me dan miedo…¿Y si cruzamos?”.
Y así cruzan Pellegrini y, ya en la otra vereda, desembocan en una mesa de tantos bares que hay, quizás infringiendo una controversial ley que habla respecto a vender alcohol en la vía pública, con varias mesas llenas de cadáveres de botellas verdes. Heineken ¿vistes?, son más “in”.
Y se encuentran al llegar a la vereda, pidiendo permiso en una mesa con seis buenos chicos que salieron de trabajar, en la oficina, en Fravega o no se donde m…, pero que se les exige trajes, y mientras están tomándose la sexta, pero verde, hablan. Uno le dice al otro que atendió a un cliente que se olvidó el celular al ir a la caja y “¡¡¡Bueh!!!, si el hombre es distraído no es mi culpa”, le cuenta mientras le pregunta si se lo quiere comprar.
Otro le cuenta al de al lado que mientras hacían el stock de relojes llamaron al encargado un momento. Y que justo se trataban de esos relojes acuáticos que tanto le gustaban a él y nunca había llegado con el sueldo y: “No fue mi culpa, vos también lo hubieras hecho”.
Uno de los excelentes muchachos se estira, las verdecitas ya lo arremolinan en su letárgica rutina de estiradas y bostezos; y le encaja un codazo a doña Elba, que le dice a la Luisa : “Pobres muchachos, están cansados, y claro, si trabajan todo el día!”. Mientras el “sufrido trabajador” le dice al resto de los Juan Domingo: “Vieja de m…, justo tiene que venir a joder y pasar por acá?”.
Doña Elba y la Luisa siguen caminando y comentan del “animal” ese que salió en Crónica, que hizo un desastre al chocar un colectivo; “¡seguro estaba DROGADO!”, acota la Luisa. Tan ensimismadas en el mundo miserable en que vivimos, según Crónica, que no se dan cuenta y pasan por el frente de una granja donde unos pibes que venían de jugar a la pelota y que no pudieron terminar el partido porque a la pelota se la piso un colectivo, tomaban un porroncito, de los marrones, los más baratitos, ¿vio? Y trataban de ver como comprar una nueva pelota.
Justo se dio que el dúo Elba-Luisa pasaba y José no tuvo mejor idea y largó el: “Señora, no tiene una moneda?, se nos rompió la pelota y estamos juntando para comprar otra”.
Doña Elba tironea a la Luisa y aceleran el paso sin contestar. A unos metros de los “salvajes delincuentes”, doña Elba le dice a la Luisa : “Viste estos negritos de m… ¡son un peligro! ¡Pelota ja!!! ¡Como si no supiéramos que quieren comprar droga!!”
ELperroEsteban
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